De acuerdo con el portal de estadística Statista, la Inteligencia Artificial (IA) es una de las áreas con mayor proyección económica a corto plazo. El 70% de mineras globales confirman que la Inteligencia Artificial mejora su competitividad.
Se estima que el valor de la IA podría alcanzar los 300 millones de dólares al 2025. Asimismo, esta tecnología mejorará, hacia el 2030, la productividad de la industria minera, energía y servicios públicos en un 5,5%.
Importante: El 70% de mineras globales confirman que la Inteligencia Artificial mejora su competitividad
Respecto a ello, Bernd Kratz, fundador y gerente general de Castalytics GmbH, empresa especializada en aplicar Inteligencia Artificial para diferentes industrias, revela que la aplicación de IA puede aumentar el valor de los sistemas y productos hasta un 25%. “La minería tradicional, tal como la conocemos, ha evolucionado con la llegada de las tecnologías disruptivas que logran reducir costos de mantenimiento, minimizar el consumo energético y contribuyendo a reducir los gases de efecto invernadero, favoreciendo de esta manera la sustentabilidad”, expresa el ejecutivo.
Durante
El VII Foro Minero ‘Minería Inteligente y Sustentable’, organizado por la Cámara de Comercio e Industria Peruano – Alemana (AHK Perú), el experto destacó que, con la implementación de IA, las empresas pueden obtener nuevos conocimientos sobre la producción y la gestión corporativa, aprovechar el potencial comercial que antes no se reconocía para hacer los negocios más sostenibles de cara al futuro.
El éxito del procesamiento de datos:
El ejecutivo de Castalytics explica que, la IA ayuda a correlacionar las grandes cantidades de datos, y mientras más datos disponga la empresa, se podrá conseguir información más precisa. “La Inteligencia Artificial digiere la información de los datos y luego la transforma en algo útil”, destacó.
Explicó también que una minería inteligente, basada en la IA cuenta con una armonización entre sus datos, máquinas autónomas y tecnologías avanzadas, ya que esta permite adelantarse a fallas inesperadas y, de esa manera, evita pérdidas económicas a la minera.