La espondiloartrosis, o desgaste de la columna, es un proceso de envejecimiento gradual de los discos vertebrales que comienza alrededor de los 19 o 20 años, cuando se deja de crecer. ¿Desgaste de la columna? Cómo reconocerlo y tratarlo efectivamente.
Aunque este fenómeno fisiológico no debería causar molestias, es una causa común de problemas en la columna vertebral. Aquí radica la importancia de saber por qué se produce y cómo tratar eficazmente esta afección.
Cómo reconocerlo y tratarlo efectivamente
El doctor Einer Concha, neurocirujano de la Clínica Ricardo Palma, explica que este desgaste puede deberse a factores intrínsecos como causas genéticas o hereditarias que afectan la morfología y la formación de la columna y sus vértebras que no se pueden modificar. Así como a factores extrínsecos que sí se pueden corregir. Por ejemplo, el sedentarismo, tabaquismo, caídas, forma inadecuada de cargar peso, realización incorrecta de ejercicios, entre otras.
Evolución, sintomatología y tratamiento
En las etapas iniciales, el paciente generalmente no presenta síntomas. Sin embargo, estos pueden aparecer de manera esporádica y gradual, comenzando con una intensidad leve y aumentando progresivamente hasta convertirse en dolores continuos y permanentes (como cervicalgia, lumbalgia o dorsolumbalgia). Estos dolores pueden ir acompañados de irradiación hacia las extremidades (ciática, cruralgia, braquialgia) o de síntomas neurológicos deficitarios, como pérdida de fuerza o sensibilidad.
El diagnóstico de la espondiloartrosis se puede realizar a través de una radiografía, tomografía y resonancia magnética de la columna. Cabe indicar que, este último examen es la prueba preferida de los especialistas; ya que proporciona información detallada sobre los tejidos blandos, como los cartílagos, ligamentos, músculos y nervios.
El tratamiento depende de la gravedad de la degeneración de la columna y de la presencia o ausencia de síntomas. Inicialmente, se enfocará en modificar los factores extrínsecos mediante la realización adecuada de ejercicios y actividades cotidianas. Si no se observa mejoría y los síntomas se vuelven incapacitantes, se considerará el manejo quirúrgico, aplicando la técnica adecuada según la severidad del desgaste, con el objetivo de mejorar la calidad de vida del paciente.