La mastitis aguda o mastitis puerperal, es una inflamación del tejido mamario que puede ser producida por una infección. Suele afectar a las madres durante la lactancia. Conoce todo sobre la Mastitis.
Por otro lado, también tenemos a la mastitis crónica, la cual afecta a mujeres no lactantes. El doctor Mauricio León, jefe de la Unidad de Mastología de la Clínica Ricardo Palma, brinda mayor información al respecto.
Clínica Ricardo Palma: Conoce todo sobre la Mastitis
Los síntomas de la mastitis aguda suelen ser diversos: sensibilidad y/o dolor en las mamas, inflamación en los senos y enrojecimiento, calor en las mamas al tacto, malestar general y fiebre alta. La mastitis crónica produce tumores mamarios muchas veces acompañados de orificios en la piel de la mama conocidos como «fístulas».
Sus causas son muy variadas, entre las cuales están: leche retenida e infectada en la mama, obstrucción del conducto mamario (si la mama no se vacía luego de cada toma) e infección bacteriana en la mama. Cabe indicar que las causas de la mastitis crónica son desconocidas a la fecha.
Entre sus principales factores de riesgo se encuentra: haber sufrido mastitis previa, lesiones en los pezones (heridas o grietas), presión en las mamas o trauma severo previo en la mama afectada y consumo de tabaco
Si la mastitis no se trata
De manera adecuada la infección empeora, pudiendo presentar una acumulación de pus («absceso») en la mama. Los abscesos por lo general hay que drenarlos, mediante cirugía, la que generalmente se realiza con anestesia general.
Para prevenir esta afección durante la lactancia es recomendable: no tener las mamas completamente llenas mucho tiempo antes de las tomas, permitir que el bebé vacíe por completo cada seno, cambiar la posición de amamantamiento entre una toma y otra, asegurarse que el bebé esté bien enganchado a la mama durante el amamantamiento y descansar bien y utilizar un sujetador que preste una buena sujeción sin presionar en exceso
Tratamiento
Si la mastitis es causada por una infección, el tratamiento es por medio de antibióticos, a veces de forma endovenosa. El especialista puede recomendar tomar analgésicos, sin embargo, de no haber mejoría el procedimiento quirúrgico siempre es una opción. Si se padece esta inflamación es importante que la madre no interrumpa la lactancia, ya que esta ayuda a eliminar la infección, de lo contrario, los síntomas pueden empeorar.